viernes, 22 de junio de 2007

El derrumbe del sueño

-"Quiero comenzar esta carta destacando la belleza sin igual de todas y cada una de las estudiantes de ingenieria que lean estas líneas, y estoy dispuesto a proclamar al mundo entero, y a título personal, que estas estudiantes son guapas, elegantes, singulares, bonitas, delicadas y más atractivas que cualquiera de las mujeres que existan y que todo lo que sigue a continuación es total y completamente mentira".

-Soy uno de tantos universitarios, y he de reconocer que es una de las mejores vidas que existen: estudiante en Santo Domingo. Pero cuando estaba en el colegio y pensaba en la universidad, no la veía como un centro de estudio, tenía la idea de un sitio diferente, con mucha libertad, acontecimientos, fiestas y sobre todo chicas, muchas chicas.
En cierta manera (y a pesar de estudiar en una privada) mis pensamientos fueron ciertos. Tan sólo un pequeño detalle hizo cambiar esta realidad: elegí la única area de carrera que tiene cuatro mujeres y encima feas; a punto estuve de sacrificar mi futuro y cambiarme de profesion. Y de hecho, lo hice. Pensaran que hablo sin conocimiento de causa, pero no es verdad.


Hace 4 años tuve mi primer contacto en una universidad, y como era novato, pensé que esa universidad era una excepción en lo que a horrores femeninos se refiere, cuando vine a estudiar al Intec y vi las chicas que estudian aquí mi misma carrera no me lo podía creer, todas feas, -¡sería un complot contra mi persona!-, así que un buen día decidí comprobar tan absurdo pensamiento y me dediqué a conocer las facultades de cualquier tipo de ingenieria que se estudiara en mi ciudad. Fue uno de los peores días de mi vida.
Mi cara fue cambiando de expresión con cada centro que visitaba: salí alegre, a las nueve de la mañana me llevé la primera desilusión, a las diez estaba enfadado, a las once y media estaba muy cabreado, a la una me horroricé y a las dos, después de visitar la última facultad, sentí miedo, me escondí en un rincón y recé. Al día siguiente no asistí a clase.

-Por fin he llegado a la conclusión de mi fatal desgracia, unos efectos que no podría producir ni la peor de las enfermedades (ya que la naturaleza no distingue entre sexos), sólo han podido tener una causa: todos los decanos y examinadores de este país han decidido que, de las chicas que deseen estudiar ingenieria civil sólo cogerán a las feas y cuanto más feas, más ingenieras (como si fuera una vacuna); tal es así que se han dado casos de feas, que sin tener nota suficiente para estudiar esta carrera, las han metido aquí a la fuerza por ser incómodas de mirar, e incluso corre el rumor de que a una especialmente horrible, le dieron directamente el título de Ingeniero con mención académica, pero yo no sé si creérmelo.

-En mis paseos de aquí para allá oí decir que hay carreras en las que los tíos se quejan de que no hay chicas, como los de Medicina, e incluso los de ing. industrial, pero yo, para hacerles ver cuan grande era su dicha, fui a los que más se quejaban y como si de un profeta se tratara me subí a lo más alto y desde allí les grité los horrores de estudiar civil, lo que es vivir en una pesadilla constante, con sustos detrás de cada puerta y esquina, lo que es estar obligado a ver a las mujeres más feas y desagradables habidas y por haber, y tras cada una de mis charlas ellos cesaban en sus quejas y se decían unos a otros que era mejor no tener chicas que tener un puñado de feas y todos juntos hablábamos durante horas de la suerte que hubiera sido estudiar periodismo, mercadeo, adminitracion o turismo, donde la mayoría son chicas y muchas de ellas guapas.

SÍNDROME INTEC
-No es una enfermedad peligrosa y ni siquiera reconocida, pero está comprobado que afecta al corazón y a todo el sistema nervioso. Me di cuenta de que padecía esta enfermedad a los pocos meses de estudiar en la Universidad Intec (de ahí su nombre). Una noche que salí con mis compañeros, me di cuenta de que me fijaba en todas las chicas que pasaban cerca de mi y lo más curioso es que todas ellas me parecían preciosas, como esto no me pareció normal, lo comenté con mis amigos, y cuál fue mi sorpresa cuando ellos me dijeron que les estaba pasando lo mismo. Pasamos unas cuantas horas tomando copas y mirando todo lo que tuviera tetas y después de mucho debatir decidimos que estábamos contagiados de una enfermedad a la que nosotros mismos pusimos nombre.

-Pero nuestra enfermedad se siguió desarrollando hasta unos límites insospechados, primero te empiezan a gustar mujeres de más de cincuenta años, luego de más de sesenta, luego te gustan las de los dibujos animados y la enfermedad llega a su punto culminante cuando comentas que ves cierto atractivo en tu compañera de delante. Además, cuando sales con amigos que no estudian en Intec, se burlan de ti cuando dices lo guapa que te parece esta y la otra, y al poco dejan de salir contigo.

BUSCANDO EL LADO BUENO
-Pero como soy persona optimista y pienso mucho en todo aquello que me rodea, encontré el lado positivo de esta singular situación : si el gobierno decidiera extender la ley de "sólo estudian las feas" ,Dios no lo quiera, acabarían con ciertos problemas a los que hacen caso omiso, como la masificación en ciertas carreras, el acoso sexual en un futuro trabajo (ya que nadie acosa a las feas), y conseguirían la dedicación casi exclusiva al estudio por parte de los tíos, ya que no tienen motivaciones rubias, morenas o pelirrojas que les distraigan.

-Me queda el consuelo de que no se trata de ningún complot contra mi persona y la resignación de que todos los compañeros de trabajo serán hombres o mujeres feas.

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